Firman este manifiesto: Xabier Sadaba, Josep Guía, Mario Zubiaga, Héctor López Bofill, Tomás Urzainqui, Jaume Renyer, Xabier Ezeizabarrena, Josep Maria Vall, Erramun Gerrikagoitia, Gorka Knorr, Gorka Palazio, Uriel Bertran, Josu Lavin, Maiol Sanauja, José María Unzueta, Ester Hernández Olloki, Gaizka Basaldua, Mikel Iriarte, Isabel-Clara Simó, José María Blanzako, Eneko Del Castillo, Mikel los Arcos, Javier Suescun, Arritxu Santamaría, Bitorio Aldaia, Alfonso Jimenez, Fernando León, Iñigo Ezkurra, Koldo Mikel Munilla, Javier Perez de Obanos, Maria Pilar Zurriarrain, Juan Carlos Marín Alba, Diego Gorritxo, Begonia Zorrozua, Daniel López Moreno, Jose Luis Yaben, Patricia Lorente, Presen Ridruejo, Juan Carlos Aguado, Fernando Martinez, Joseba Arruabarrena, Manuel Lerín, Modesto Larrañaga.
En la ciudad de Tudela, 22 de febrero de 2014, los firmantes reunidos, tratamos de los problemas que nos son comunes a nuestras respectivas sociedades pirenaicas, la navarra, incluida euskal-herria y toda Vasconia, y la catalana de todos los Paisos Catalans.
Aunque ahora el ambiente social y los ritmos democráticos autodeterminativos, de momento, no están al mismo nivel en nuestras respectivas sociedades, sí que existen importantes puntos comunes y otros, aunque no coincidentes del todo, que son sustancialmente complementarios. A todos nos mueve la radical defensa de la democracia y del derecho, especialmente en este tiempo, cuando ha comenzado el ejercicio inmediato del derecho humano a la libre decisión y autodeterminación por las sociedades nacionales todavía privadas de su libertad y estatalidad por la conquista continuada que padecen en la Europa occidental. Partimos de la base de que navarros-vascos y catalanes, junto con riojanos, aragoneses, gascones, occitanos y otros, compartimos el viejo solar geográfico y humano de la cordillera pirenaica y sus cuencas fluviales hacia el Atlántico y hacia el Mediterráneo, incluidas las del Garona y del Ebro. Consideramos necesario este documento porque vemos que, partiendo de los derechos democráticos a decidir y a la libre determinación, se debe poner en primer término la existencia también actual de los derechos civiles y políticos de la ciudadanía de nuestros respectivos Estados hoy hibernados, por hallarse continuadamente conquistados y negados. Nos es común el Derecho Pirenaico, basado en la libertad civil en buena parte de las instituciones de las naciones que compartimos la cordillera y sus cuencas. Las conquistas que padecemos suponen la subordinación, minoración y la división de las sociedades pirenaicas mediante fronteras impuestas, administrativas y estatales.
Jaume I, en su libro ‘Els Fets’, relata el encuentro de Tudela, donde los representantes de Navarra y de la Corona aragonesa – al igual que hoy hacemos – se reunieron, encabezados respectivamente por el rey Sancho VII y el rey Jaume I, para, tras las conquistas ya iniciadas, como la de 1200 en la Navarra marítima y la hecatombe de 1213 en Muret, acordar el 2 de febrero de 1231 las medidas a adoptar conducentes a hacer frente a las agresiones de que eran víctimas ambos Estados pirenaicos. En aquella época el primado de la Tarraconense, y antes obispo de Pamplona, Esparreg de la Barca, natural de Montpellier, tuvo que hacer frente hasta en Roma a las pretensiones hegemonistas castellanas y a las cruzadas francas.
Los testimonios sobre la unidad de las gentes de los Pirineos son numerosos, entre los que recogemos los siguientes: En el siglo XV, Carlos príncipe de Viana, rey de Navarra perseguido por su padre Juan II, fue aclamado por el pueblo de Barcelona y sus instituciones como rey frente al citado tirano Juan II y a su hijo Fernando el Católico. Los escritores navarros Arturo Campión y Juan Iturralde y Suit participaron en los actos organizados en Barcelona a partir de 1881, resaltando la comunidad de intereses entre Navarra y Catalunya. En la gran movilización unitaria y popular de la Gamazada, 1893–1894, en defensa de los Fueros navarros, el pueblo catalán expresó públicamente su solidaridad con Navarra y estuvieron en los actos organizados en ella representantes catalanes. El etnógrafo Ramón Violant I Simorra recoge en su obra la realidad de la milenaria comunidad cultural pirenaica. El poeta Joan Maragall cantó la unidad humana de los pueblos de los Pirineos.
Somos conscientes de la situación de permanente subordinación que padecen los pueblos pirenaicos, como consecuencia de las conquistas continuadas sobre las naciones del istmo pirenaico, iniciadas principalmente en 1135, 1175, 1200, 1453, 1512, 1620 para el caso de Navarra y 1714 para Catalunya, efectuadas por Castilla, que pretende monopolizar una idealizada geografía de la península, y por Francia en el continente. El tiempo transcurrido –lejos de absorber por completo– no logra borrar los efectos de las invasiones, que se acentúan con las actuaciones negacionistas y expoliadoras –especialmente fiscales también con los cupos desproporcionados y sin contrapartidas equivalentes– hoy agravadas por el poder impuesto –político, cultural, económico y religioso– que continúa usurpando el ejercicio normal de los derechos democráticos civiles y políticos a estas sociedades. La Unión Europea no puede mirar hacia otro lado, ante el conflicto político existente en el ámbito pirenaico, por la obstinada actitud hegemonista de dos de sus Estados miembros.
Ahora, al constatar que la irracional conquista continúa sobre Navarra y Catalunya, así como en los demás pueblos pirenaicos, manifestándose en la antidemocrática subordinación al desorden institutonalizado del Estado conquistador, juzgamos que la solidaridad verdadera comienza con el reconocimiento y apoyo a la recuperación de la libertad recíproca, y por ello desde nuestra sincera reflexión hacemos un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas de los países pirenaicos, en especial de Navarra y Catalunya, para que en fraternal complicidad unan sus fuerzas por la independencia.
Puedes firmar tu adhesión en la Web: www.Catalunya-Navarra.infoz