REVERENDO DR. HAROLD GOOD
OBE (OFICIAL DE LA ORDEN DEL IMPERIO BRITÁNICO). VERIFICADOR CONJUNTO DEL DECOMISO DE ARMAS DEL IRA
Escribo como alguien que ha sido invitado al País Vasco en muchas ocasiones para reunirme con personas genuinamente sinceras y grupos que están comprometidos con la búsqueda de una paz justa y duradera en esa bella región de España.
2014/02/26
En cada una de mis visitas, me he vuelto cada vez más consciente de muchos paralelismos entre la situación en ese país y la historia reciente de Irlanda del Norte. Por todas estas razones, me animó enormemente conocer la reciente noticia sobre el tan esperado primer paso hacia el decomiso completo de las armas de ETA. Lamentablemente, según leía la respuesta despectiva del Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, mi euforia duró poco y fue reemplazada rápidamente por un profundo sentimiento de preocupación, así como decepción. Mi profunda preocupación personal sobre el futuro del proceso de paz en la región vasca aumentó tras leer la noticia sobre la citación judicial a los verificadores internacionales. Especialmente cuando uno de ellos, Chris McCabe, funcionario público jubilado de Irlanda del Norte muy respetado que, habiendo servido como responsable del más alto rango en la Oficina de Irlanda del Norte, ha estado íntimamente involucrado en el proceso de paz de Irlanda del Norte que nos ha llevado a donde estamos ahora. Afortunadamente, después de cierto cuestionamiento frente a un tribunal español, él y sus colegas han sido liberados. Pero este incidente, junto con la respuesta del Ministro del Interior, no habrán hecho nada para aplacar la prolongada oposición de la ciudadanía vasca, así como de los independentistas, a la actitud de su gobierno en Madrid. Como en Irlanda del Norte, debemos ser muy conscientes del impacto de un impasse sobre la generación más joven que, potencialmente, pueden verse arrastrados a nuevos conflictos.
Al principio, yo también estaba sorprendido y decepcionado por la pequeña cantidad de armas y municiones que se puso «fuera de uso». Sin embargo, lo que podría parecer un «gesto teatral» para su Gobierno habrá representado un gran primer paso para una organización militar como ETA. Como en cualquier viaje, los primeros pasos son los más importantes y, a veces, los más difíciles. Para la dirección de ETA, que se haga caso omiso a sus primeros pasos, hace que sea mucho más difícil para ellos seguir con lo que sé que realmente quieren hacer, a saber, el decomiso total y verificable de todas sus armas. La necesidad de una respuesta positiva a cualquier gesto positivo, sea alto el fuego o de otro tipo, fue una de las lecciones fundamentales de nuestra experiencia en Irlanda del Norte.
En la resolución de cualquier conflicto o disputa existe un principio de «reciprocidad». Si no se aborda en las primeras etapas de un proceso, este va a flaquear y fracasar. En términos más simples, esto significa que asumir el riesgo político de aceptar este y cualquier gesto futuro de ETA hará mucho más posible conseguir lo que ustedes y todas las personas de buen juicio de todo el mundo anhelan. Por lo tanto, como un observador bien informado de la situación de su país, así como de Irlanda del Norte y otros lugares, les ruego que respondan a este primer pequeño paso atendiendo seriamente las demandas en cuanto al trato y la repatriación de los presos. Lo ideal sería hacerlo en conversaciones con ETA y/o representantes independientes y de conformidad con los principios europeos de Derechos Humanos. Haciéndolo así, ganaría el apoyo y el respeto de sus vecinos europeos.
En todo esto, soy muy consciente del daño y del dolor de las víctimas de la violencia de ETA. Sus voces deben ser escuchadas. Yo sólo puedo decir que en la verificación de nuestro proceso de decomiso tenía muy presentes a todas las víctimas de nuestro conflicto; para el Padre Alec Reid y para mí el propósito principal de la acción era asegurarse de que no habría más víctimas.
Como un gobierno elegido democráticamente, entenderán que ETA también tendrá sus «bases» que hace falta convencer para que den lo que para ellos será un próximo paso audaz. Pero en última instancia, lo que más importa es que todas las partes en un conflicto estén dispuestas a hacer lo que es moralmente correcto y defendible. Para mí eso fue lo más importante que aprendí del exprimer ministro de Sudáfrica, F.W. de Klerk, quien nos habló de la actitud reacia con la que empezó el viaje. Para nosotros ese fue el modelo de nuestro proceso de paz en Irlanda del Norte. Hacer lo correcto, diferenciándolo de lo que podría ser visto como políticamente conveniente. Les ruego, así como ruego a ETA, que consideren esto en su búsqueda de una solución a su conflicto.
En cuanto a nosotros, un conflicto no resuelto de casi cuarenta años ha durado cuarenta años de más. Tengo buenas razones para creer que lo que pudiera parecerles a ustedes como un acto intrascendente de decomiso es de hecho una declaración altamente simbólica de intenciones. Les insto a aceptarlo como tal. Soy plenamente consciente de que lo que estoy pidiendo puede implicar un riesgo político para un gobierno debidamente electo. Puede haber decepciones y chascos, arranques y paradas, de un lado o del otro. Estos son los riesgos que hay que tomar. Pero los riesgos de no hacerlo son probablemente mucho mayores que el riesgo de una positiva, aunque prudente, respuesta.
Y lo más importante de todo, no consideren el hecho de «hablar» como una rendición. En cualquier conflicto, en discordias domésticas o luchas políticas, no hay alternativa al diálogo. Con comprensión y sinceridad.