Jon Nikolas Lz. de Ituiño
El artículo del Director de GARA (2020/6/26), poniendo en valor la investigación de la UPV-EHU, sobre el trabajo de equipo desarrollado a favor de facilitar test PCR con la urgencia del momento, es clarificador. Queda patente la manera en la que la Administración (GV y Osakidetza) ha retrasado la urgente respuesta de su validación práctica, que como bien dice Iñaki Soto: responde a una manera de hacer las cosas que mezcla esa red clientelar y una burocracia paralizante.
La crónica de Beñat Zaldua en GARA (2020/6/28), recogiendo la opinión de los Artífices de las PCR de la UPV-EHU, no esconde la frustración de quienes a principios de marzo se pusieron a trabajar con empeño: La parte científica fue la más fácil; cuando la penuria de la Administración, por falta de previsión, no disponía de los PCR, la Consejería de Salud y Osakidetza no tomó en consideración el esfuerzo realizado; inexplicablemente, ni como herramienta para proteger a los propios sanitarios, agobiados por atender la pandemia. Parece inconcebible reconocer intereses que pudieron presionar para aparcar en un cajón el ofrecimiento de los investigadores de la UPV-EHU. Sobre todo, cuando la prescripción de la OMS para controlar la pandemia que se extendía como mancha de aceite era: Test, test y test. El grupo de científicos de la UPV-EHU, ha demostrado el valor de la independencia de criterio de quienes no se ajustan a la vieja realidad de la universidad, depósito de un saber tradicional algo anquilosado.
El poder para tomar decisiones de consecuencias sociales, como la salud pública, está claramente asentado en instituciones políticas, con incidencia económica que hacen historia en los compromisos del PNV. En parte, cuando menos, esto es el resultado de un hecho histórico, donde se ha asentado la credibilidad de unas bases sociales acríticas; con el discurso interclasista del buen gestor, como la religión que predicaba la salida de este valle de lágrimas y la esperanza en un cielo de eterna felicidad, la élite del PNV ha consagrado su continuidad, ofreciendo un permanente oasis vasco. La estructura de poder ha hecho que la apatía social se asiente satisfecha con los niveles de confianza institucional, haciendo menos accesible la influencia de medidas de control para corregir las derivas del poder absoluto. Sin crítica no hay democracia deliberativa para que, con la participación y el debate, la reforma de la estructura de la universidad pueda profundizar en el papel fundamental de la misma. Porque, además de defender la libertad de crítica, el apoyo económico, el conocimiento debe situarse en el fortalecimiento de un pueblo que rechaza la educación colonial. La independencia de magisterio debe estar comprometida con el discernimiento y la denuncia de todas las formas sistemáticas de asimilación y subordinación, ofreciendo respuestas a nivel positivo y con provecho social.
A propósito del fallo sobre IRUÑA-Veleia (256 páginas con una intención de imponer el rango colonial), para negar la lengua junto a los saberes de la cultura indígena de Euskal Herria, los niveles acríticos de la prensa se han ceñido a la verdad de la sentencia. Las verdades juzgadas en base a pruebas donde la condena está escrita antes de la pena de banquillo durante quince años, no son otra cosa que la ley del Rei. Aquel aforismo popular que descubre, en todos los idiomas, los argumentos de que a la fuerza no hay razón que le venza.
La historia de Euskal Herria, al igual que el trauma indígena heredado por otros pueblos, no puede comprenderse sin enfrentar la cuestión de las gentes postradas ante el desarrollo colonial impuesto; quienes no conocen a fondo la metodología del propio colonialismo están condenados a ser participes de las circunstancias de la destrucción de su cultura original. El colonialismo es la fuente del expansionismo, que se introduce con la asimilación de contenidos de todo orden, tratando de descartar la reivindicación nacional, fingiendo comprensión de la cultura del colonizado. Es más, elevando incluso los aspectos significativos de esa cultura al grado provechoso de lo crematístico, con el control inofensivo de lo folclórico, trasladado a los certámenes de cualquier ámbito.
La responsable de judicializar todo el trabajo científico de Lurmen, Lorena López de la Calle, se reconoce orgullosa de su intervención para recuperar el buen nombre de un yacimiento excepcional y único. Y en su declaración para la prensa se manifiesta rigurosa: porque, ahora, se pueden estudiar datos desde la Prehistoria hasta la actualidad, siendo necesario recuperar el ritmo de excavaciones y poner en valor el yacimiento. El patrimonio de IRUÑA-Beleia está donde estaba. ¿Qué gestión se ha hecho desde las entidades responsables para valorar el patrimonio material e inmaterial, histórico y cultural de la realidad urbana, inmersa en la colonización romana? IRUÑA-Beleia, consolidada con la conquista romana, formaba parte de la implantación de vías que facilitaban calzadas rápidas ante las necesidades militares y de explotación de recursos. Todas las calzadas se dirigían a Roma; desde Οϋιροϋεσκα (BIRBEZKA), bien pasando por IRUÑA-Beleia, IRUÑA-Pompaelo, ITURRITZA-Iturissa…, o por Gracuris-ILLURTZI, a Cæsar Augusta-SALDUBIA, en Euskal Herria meridional.
¿Dónde estaba la preocupación del Área de Arqueología de la UPV antes de posicionarse contra los hallazgos excepcionales de los grafitos del pedagogium de IRUÑA-Beleia? Tras la expulsión de Lurmen del yacimiento ya conocemos lo que es el mejor ejemplo de la expresión un elefante en una cacharrería: una retroexcavadora arrasando el terreno sobre la cabecera y base de los muros enterrados de edificaciones propias de un nuevo sector extramuros de IRUÑA-Beleia. Es lo que se conoce como Plan Director de Iruña-Veleia de Julio Nuñez. ¿Existe rigor científico por parte de los detractores de los hallazgos excepcionales (tanto de euskara, latín, como de simbolismo religioso cristiano temprano en Euskal Herria), cuando existe la negativa de hacer dataciones de los grafitos?
Sekou Toure fue uno de los impulsores del panafricanismo desde la independencia de Guinea frente al colonialismo francés. En sus escritos exigía el compromiso de las generaciones de intelectuales, escritores y artistas negros, frente a la pasividad y el silencio de quienes perpetuaban la sumisión colonial. Para romper la sujeción colonialista había que introducir la cultura nacional de la negritud de los pueblos de África, con sus propias palabras, con el discurso de la unidad, respetando la diversidad: No basta con escribir un canto revolucionario para participar en la revolución africana, hay que hacer esa revolución con el pueblo. Con el pueblo, y los cantos vendrán solos y por sí mismos.
Los artículos informativos de los grupos de comunicación ante la reciente sentencia, juzgando falsedad manifiesta con intervención desconocida, son cantos de sirenas que confunden con su algarabía el enredo montado; han prescindido de la información científica a su disposición para alimentar la acusación contra profesionales que han hecho su trabajo. Una prensa portadora de un discurso ideologizado se ha hecho portavoz de la versión juzgada en primera instancia; son el ejemplo de la fijación de imágenes distorsionadas, como ocurre en los espejos cóncavos de feria donde se reflejan los esperpentos más exagerados de cualquier personalidad.
Según el parecer de lo sostenido en prensa, resulta que los trabajos de Lurmen, eran el obstáculo que impedía estudiar datos desde la Prehistoria hasta la actualidad. Quince años buscando pruebas para demostrar la falsedad de los grafitos, con sentencia de estar amañados por personas desconocidas, rechazando la verificación científica de las óstracas, pretenden ocultar un debate, alimentando la vasconización tardía de Euskal Herria.
Un discurso ideologizado en torno a un debate negado en EITB, éste de la vasconización tardía, que se afirma en el revisionismo de los trabajos de Barandiaran, Aranzadi, Azkue y hasta del mismo Julio Urquijo. Porque con la vasconización tardía (afirmación sin rigor), sosteniendo la entrada del euskara/eskuara desde ÆQVITANIA en el siglo VII (en la Alta Edad Media), se niega la profundidad del nicho ecológico y cultural del Paleolítico, reconocido por los citados doctos desde su propia capacidad intelectual. El Centenario de EUSKO IKASKUNTZA, celebrado hace dos años, ratifica la resilencia de un pueblo que se mantiene en el reconocimiento de su propia vitalidad por encima de los silencios y las falsificaciones de la historia.
La opinión que merece la importancia de los grafitos, avalados por personalidades de rigor arqueológico e histórico (Edward Harris, Antonio Rodríguez Colmenero, Joaquin Baxarias Tibau), lingüístico (Txillardegi, Henrike Knör Borras, Juan Martin Elexpuru Agirre), cuenta, también, con el acompañamiento de asociaciones y otros ponentes en trabajos abiertos a debate en dos Congresos. Porque, además del juicio crítico del razonamiento científico está viva la identidad de una nación, que canta y defiende los tesoros de su patrimonio cultural; no es solo la conciencia de toda nacionalidad basada en su memoria colectiva, inseparable de sus particularidades como comunidad, sino la búsqueda de un futuro para nuestro pasado; porque con la percepción de su continuidad también se incorpora el mestizaje de nuevas gentes al propio sujeto histórico.